A propósito del secuestro de Cake.

Tony Blinken ,a sus 62 años, estaba atravesando aquellos días de vino y rosas, que todos los hombres buenos, deberían gozar alguna vez en sus vidas.Sentado en el asiento posterior del último modelo Ford -Presidencial ,trataba de tomar algunas notas sobre lo sucedido en Venezuela.En la pantalla ,por la que percibía los últimos acontecimientos ,una y otra vez se rascaba la perillita ,pensando en aquellos días que pasó en Iguazú. Del Español,le gustaban sobre todo,las rancheras Mexicanas ,el sonido de la guitarra Española...aquellas canciones de frontera...esa canción inmortal que cantara James Dean en "río Bravo ".¡ Claro !.América Latina ...cuando duele de una manera terrible el corazón.Por fín,el automóvil se detuvo en el 1006 de la avenida de Pensilvania.¡ Qué carácter el de aquél tiempo !.En el despacho oval,le esperaban en la mesa de trabajo Kamala Harris, Barack Obama y Bill Clinton,todos ellos,con gesto grave,con aquella determinación de los antiguos pioneros...con el sabor intangible ,que,destilaba el encantador Far West.

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