Adolfo Suarez en el restaurante el Nolasco.( cáceres ).

Carlos Ferrer Salat,era quizás en aquél tiempo el mejor de los Catalanes.Aquella mañana inolvidable Adolfo contemplaba los jardines desde una ventana del palacio de lo Moncloa,cuando al pronto...No,no me lo puedo creer...apareció el presidente de los empresarios españoles,conduciendo su temible 124 sport...el revuelo era grande en Moncloa,y sobre todo entre el público femenino de cualquier orden...pues Carlos...Carlos...la vida es tan triste sin ti...Habían pactado un pequeño partido de entrenamiento antes de despachar en palacio...y es que el tenis...el tenis de entonces en el mundo,con aquellas raquetas de madera,y la eterna rivalidad entre John Mc Enroe y Bjön Borg, no solo era romántico sino que mucho mas allá querían transmitir un mensaje al público fantástico para con la vida grande.El viento quería azotar inmisericordemente los árboles anexos a las pistas de tenis,por lo que ora si...ora también los alisios  querían arrastrar aquellas hojitas tristes de los árboles.Al servicio el presidente de los empresarios y al resto Adolfo...mientras se había encaramado al "trampolín " del juez de silla el propio secretario de estado de turismo.Pero...¡ atentos !.¡ Ace...!...215 km por hora....Adolfo...Adolfo ,lo miró un poquito de soslayo...quiso de algún modo interpretar ese saque...después corrió ,uno,dos,tres pasitos a por las bolas....Al fondo de la pista y ciñendo una cinta en el pelo magnífica ,esperaba elegantemente el otrora campeón de Wimbledon Carlos Ferrer Salat. 

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