Lo que les debemos a los Alemanes.
Seguramente, desde los fértiles días de la Hansa, Alemania quiere entrar en el mundo ,con otro discurso, por encima del ruido atronador de sus cañones, quizás como una dulce prolongación ( valga la analogía) de aquel mundo rosa y azul que supuso el imperio Austro - Hungaro. Así Felipe Gonzalez tenía una entente, un quorum, una dialéctica, con un importante restaurante de la costa en el cual convidaba a unas paellas universales a su homólogo Helmut Kloh de modo que entre sangría y sangría hablaban de todo y de nada, de aquel futuro entonces esplendoroso ( pobrecitos) que soñaban para Europa
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